En algún lugar de Transilvania yace el Conde Dracula, el monstruo, durmiendo en su ataúd y esperando que caiga la noche. Como el contacto con los rayos solares le causaría la muerte instantánea permanece en la oscuridad. Luego, llega el momento de la oscuridad, y movido por instinto milagroso, el demonio emerge de la seguridad de su escondite y, asumiendo las formas espantosas de un murciélago o un lobo, recorre los alrededores y bebe la sangre de sus victimas. Por último, se apresura a regresar a la seguridad de su ataúd protector y se duerme mientras vuelve a comenzar el ciclo.
miércoles, 13 de enero de 2010
El conde Drácula
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