miércoles, 13 de enero de 2010

El conde Drácula


En algún lugar de Transilvania yace el Conde Dracula, el monstruo, durmiendo en su ataúd y esperando que caiga la noche. Como el contacto con los rayos solares le causaría la muerte instantánea permanece en la oscuridad. Luego, llega el momento de la oscuridad, y movido por instinto milagroso, el demonio emerge de la seguridad de su escondite y, asumiendo las formas espantosas de un murciélago o un lobo, recorre los alrededores y bebe la sangre de sus victimas. Por último, se apresura a regresar a la seguridad de su ataúd protector y se duerme mientras vuelve a comenzar el ciclo.

Ahora, empieza a moverse. El movimiento de sus cejas responde a un instinto milenario e inexplicable, es señal de que el sol está a punto de desaparecer y se acerca la hora. Esta noche, está sediento y, mientras allí descansa, ya despierto, esperando sentir con espectral exactitud el momento preciso en que la oscuridad es total antes de abrir la tapa y salir, decide quiénes serán sus próximas victimas, el panadero y su mujer, ...reflexiona.

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