Hace bastantes años hubo una familia que vivía en una preciosa casa, situada en las afueras de Londres. Era una familia muy feliz cuando un día, sucedió una trajédia que cambió sus vidas.
Ahora, desde hace muchos años nadie ha comprado la casa, pues dice que hay una maldición, pero como mi trabajo es venderla, no puedo contarle nada de esto, no es que les quiera mentir, pero mi trabajo me lo prohíbe. Yo la compraría, pero después de saber esto.... Prefiero no correr el riesgo.
¡OH! perdonar no me he presentado soy Jennyfer, pero mis amigos me llaman Jenny. Después de lo que os he contado os preguntareis ¿Como lo se? pues me cuesta contároslo, pero os lo diré. ¡ Esa era mi familia! si, aunque no me gusta hablar de ello pero me siento obligada a contaros mi historia: Yo era pequeña y mis padres y yo tuvimos un accidente mis padres murieron, pero yo sobreviví. Mis tíos me acogieron en su casa, mi habitación estaba decorada a mi gusto y la casa era preciosa, pero no se porque en esa casa había algo que no me gustaba demasiado.
Aquella noche no pude dormir pues se oía unos sonidos que procedían de una chimenea que había al lado de mi cama; al final tuve que irme a dormir con mi prima.
A la noche siguiente mi tía no me dejó dormir con mi prima, ya que pensaba que era mayorcita para dormir con alguien. Esa noche estuve todo el tiempo despierta, definitivamente había algo extraño en mi habitación en busca de una salida. Al rato me entró mucho sueño y decidí acostarme, al apoyar la cabeza en la almohada noté una pequeña cosa debajo de la cama, levanté la almohada y vi un pequeño diente, me lo quedé unos pocos días pensando que me traería buena suerte. Un día abrí mi armario para elegir mi ropa, cuando vi una pequeña mancha de origen desconocido, froté la mancha con mi mano para eliminarla. Algo detrás de la mancha asomaba ¡Era un botón! Quizás nunca le tenía que ver pulsado, pero quería descubrir nuevas cosas de esa casa. De repente se dio la vuelta la chimenea y vi un pequeño niño hecho cadáver al que le faltaba un dientecito me asusté tanto que salí corriendo y se me calló el diente que tenía guardado en el bolsillo del pantalón, cuando volví a mi habitación después de un rato el niño ya no estaba, el niño había desaparecido y se había llevado con él mi diente que yo tenía guardado desde hace mucho tiempo.
Cuando fui al salón, vi a mi tío tirado en el suelo con los ojos blancos y las manos frías había muerto yo ya sabía quién había sido ¡Había sido ese niño!. Pasaron los años yo ya era mayor y mi tía me ofreció la casa gratis, yo no podía decirle que no porque mi tía se sentiría muy mal. Al tiempo me ofrecieron un trabajo para vender casas, y aproveché para vender la casa que tenía muchas maldiciones.
Ahora voy a trabajar; pero un consejo nunca compres una casa sin saber cuantos secretos esconde dentro esa casa.
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